domingo, 3 de agosto de 2014

Como es eso...paz artificial en la sociedad capitalista.

En la sociedad en que vivimos, descarnada, cosificada, donde se vale por lo que se tiene, por lo que se muestra y otras cosas, todo es posible. Desde la eterna juventud, hasta la paz artificial.
Nada es imposible para el señor Dinero, nada es imposible para el vendedor cómplice, perseguidor del vil metal y tambièn a los consumidores en busca de apaciguar su vacìo interior y otras miserias de nuestra oscuridad. ya no nos miramos cuando caminamos por la calle, parecemos autómatas, consumidores de objetos.
El otro día de frío extremo, fui de paseo a un lugar que no es de mi preferencia pero necesitaba salir, fui a un shopping, si se que caminé en círculo, hora, horas?, no le se, caminé como poseída e inhumanizada, como un caballo en una noria, a medida que lo hacía sentía, cansancio visual, auditivo, mis sentidos estaban contaminadose, y agotada me sentè y consumì. Logicamente, no faltaban lugares atractivos de bello diseño llamando a los hipnotizados seres poseídos a tomar, comer algo gratificante. Nunca mejor  atendida, hasta me preguntaron mi nombre y al momento de darme lo que compré me llamaron por mi apodo, me sentí por primera vez, en esa eternidad, una persona, me invitó a sonreír y a saborear lentamente, sentada en un sillòn confortable mi exótico café, vaya a saber cuanto tiempo...
Y asì FELIZ, humana, volví a mi barrio de casas bajas tan aburrida como salì, pero sabiendo que no voy a volver.
Compré el café de la felicidad que luego digerí.

Desde la laguna del consumo
Rocìo Laguna

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