Desde mi humilde blog y desde mi rudimentaria expresión te despido. Sé que la muerte no existe, que tu obra sos vos y seguís estando, también sé que en este viaje que emprendiste, cuando llegues te estarán esperando otros hermanos latinoamericanos, como nuestro querido Julio Cortázar y algún día todos no reecontraremos en ese lugar para leer esa nueva obra que estás por escribir, allá.
Adiós y gracias
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