Un día luminoso casi insolentemente despejado salí con un grupo de talleristas, del que formaba parte, a sacar fotos. En realidad el lugar no era de mi agrado. Un lugar donde la belleza es comprada y la humanidad pasea con ojos de asombro, babeándose...deseosos de pertenecer a una clase que está mas allá del bien y del mal, en donde los índices de inflación no afectan su sueño y el sueldo mensual de muchos es lo que gastan en un día sin demasiado sobresalto.
Pero fui... experimente el lujo de unos pocos a través de mis ojos sin encontrar nada que me hiciera detener por su encanto. Muchas pensamientos pasaron por mi mente, sentimientos encontrados y palabras que no voy a repetir. De pronto ante tanta frivolidad futurista, y personajes excéntricos deslizándose por la pasarela del paisaje, me detuve ante un grafiti, atemporal..., setentoso, tal vez provocador para algunos, pero real, lo capturé con mi cámara y la luz escribiendo sola, me guiño un ojo, dejándome de regalo un arcoiris, una esperanza...
la Paz se hace presente, en cualquier momento, en un muro transgresor, insolente...
algo comenzó a cambiar,
inesperadamente,
en el madero... utópico.
Rocío Laguna
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