Escribe fuerte, duramente, desde el submundo, de lo llamado por algunos, marginal.
Tal vez desde ese lugar del interior de cada ser, esté lo que no se disfraza, donde el amor tiene la verdad sin maquillaje, y las relaciones humanas se eligen desde lo visceral. Se juega a cada instante la vida y la muerte, pero con una verdad tremenda, sentida no dibujada, o en frasquitos con rótulos para la venta. La vida, la locura y la muerte se personifican en cada intercambio, tal vez no importe el después, ni se juegue al para siempre, quizás un instante de esos encuentros, sea una vida en la superficialidad de los que hablan de amor, en lo permitido e instituido socialmente, el paraíso de luz, el cielo con ángelitos de cabellos rizados.
Cada palabra está completa de emoción, escrita y rellena de verdades que los personajes se animan a vivir, sin vergüenza, simplemente llevándose por el latido de sus corazones, jugándose a vida o muerte, pero sintiendo.
No es menor, es una elección, que solo unos pocos se animan a vivir.
Desde el fondo de la laguna profunda, oscura, donde están las raíces de la flor de loto.
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