A los dragones los pierde la confianza. Cualquier dragòn cree todo lo que se le dice. Eso lo saben sus enemigos, y siempre se aprovechan de su credulidad.
Pero los dragones no aprenden. Mejor dicho, se niegan a aprender. Se niegan a sospechar de cualquier otro animal mientras no tengan un motivo para hacerlo.
y cuando tienen motivos para sospechar, creen que a lo mejor las cosas cambiaron.
Pero no, es muy raro que las cosas cambien.
Aunque tambièn cabe la posibilidad.
Tal vez tengan razòn los dragones.
Soy una dragona dolida que creyò. Ahora desterrada del paraìso de los dragones, deambulo por el limbo...
quemàndome en mi propia llamarada...
No hay comentarios:
Publicar un comentario