El calor o el frío nos hacen experimentar sensaciones diversas, encierro o apertura según lo que necesitemos.
la noche tiene una vivencia estimulante, la oscuridad nos envuelve con su capa y no se nos ve.Como fantasmas deambulamos por las calles, asistimos a conciertos o simplemente nos sentamos en algún umbral para ver pasar los automóviles por la calle. Mientras fumamos un cigarrillo y el humo se eleva y se aleja, nuestros recuerdos surgen llenándonos de emoción, añoradas situaciones, personajes fantasmales históricos se sientan junto a uno y conversan a través de los pensamientos. Intercambios de voces silenciosas, conversaciones espectrales invaden el espacio, dimensíon paralela, superpuesta.
La música lejana, llena el vacío, se presenta con su melodía dejándonos sin palabras para la conversación y un tironeo entre los recuerdos y el presente comienzan su batalla, hasta que alguno de los dos se da por vencido y desaparece...
El presente pasa a ser pasado y como consecuencia ya es recuerdo, recuerdo de una noche, de un encuentro,de un humo lejano, de una experiencia más.
Desde la laguna de las melodías.
Rocío L.

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